martes, 29 de marzo de 2022

"La afición"

Hace mucho tiempo que no escribo aquí. He pensado hacerlo en varios momentos de la temporada, después de algunos de los diversos episodios convulsos que se vienen sucediendo, pero al final siempre terminaba pensando que mi visión no iba a ser interesante.

Hoy también lo pienso, y sin embargo, escribo.

No sé cuál es el problema que hay. No estoy dentro del club y no tengo ni idea. Un grupo bastante numeroso de gente piensa que la culpa es de la plantilla, y sin embargo cree que la solución es echar al entrenador. Suena paradójico, pero así, tal cual, lo vengo leyendo, otra vez, desde que se perdió contra el Huesca. La normalidad con la que nueve partidos después se introduce en el malaguismo el concepto "necesidad de volver a cambiar de entrenador" cuando esa era la única solución posible hace justo nueve partidos es mucho más preocupante que los resultados de esos nueve partidos, que el entrenador y que la plantilla, porque me lleva a pensar que nos estamos volviendo completamente locos.

Se trató como anormal una situación clasificatoria que era completamente normal el día que se destituyó a José Alberto. "El Málaga destituye a José Alberto por la presión popular", llegó a titular algún periódico. Un entrenador que es un trabajador nato, que confía en la cantera, que juega vistoso y que tiene firmados dos años de contrato es despedazado por "la afición" en base a no sé muy bien qué criterios, y como "la afición" es soberana, Manolo Gaspar agacha la cabeza. Ocho puntos separaban entonces al equipo del descenso, y aunque esto es completamente irrelevante en realidad, no está de más decirlo porque gran parte de "la afición" lo puso también como excusa: la distancia con los puestos de promoción de ascenso era de solo siete puntos.

Hoy estamos seis puntos por encima del descenso y la distancia con los puestos de promoción de ascenso es de catorce puntos, y hace una semana en cierta radio todavía se seguía hablando de esa posibilidad, aludiendo a que el entrenador tiene firmada una cláusula de renovación automática si lo consigue. Y en esta tesitura, "la afición" le vuelve a pedir a Manolo Gaspar lo mismo que le pidió hace nueve partidos.

Soy pesimista por naturaleza, y sin embargo creo que no existe riesgo de descenso para el Málaga esta campaña: me baso en que he visto unos cuantos partidos del Amorebieta y del Fuenlabrada (el Alcorcón está completamente deshauciado) y su nivel es absolutamente calamitoso, por más que le pusieran difíciles las cosas al Málaga en sus enfrentamientos directos. No sé cuáles van a ser los resultados en estos nueve partidos que faltan, pero con este entrenador y con estos jugadores da para salvarse de sobra, y ellos (los jugadores) lo saben. Y estoy seguro de que son los primeros interesados en que eso pase.

No obstante, esto es fútbol, y naturalmente se puede descender. Y puestos en esa desgracia, hay que reconocer que sería el momento menos traumático para que llegase, porque al frente del club está una persona completamente neutral que tomará las decisiones que sean necesarias para que la supervivencia de la entidad sea la prioridad absoluta, por encima de lo deportivo y de cualquier otra cuestión. Y eso es lo realmente importante.

Hay que olvidarse de dramatismos absurdos. Hay que mirar a Santander, a La Coruña, a Murcia, a Alicante o a Córdoba para comprobar que un descenso es algo completamente natural y que lo importante es mantener la dignidad y seguir compitiendo en las categorías subterráneas que toque y durante el tiempo que sea necesario, porque esa es la única manera de abandonarlas en beneficio de algo mejor.

Hay que desterrar YA la visión obsesiva de la Primera División como un objetivo, porque, por increíble que parezca, esa es la forma más cercana de volver a ella. Y gran parte del problema es precisamente eso: que en la cabeza de "la afición" la Primera División es la única realidad posible, cuando ya llevamos varias temporadas alejados de ella (y es posible que nos queden muchas más). "La afición" todavía no se ha adaptado a una categoría que no siente como suya (cuando históricamente los clubes de esta ciudad la han transitado de forma muy habitual), y así es imposible construir nada.

Si se confió en Natxo, la temporada tendrá que terminarla Natxo. No se puede estar cambiando de entrenador cada pocos partidos, es antinatural y además la economía de la entidad no está para eso, por muy mala sintonía que haya con la plantilla. Si no son capaces de salvar la temporada, competiremos una por debajo, y cero dramas.

Mientras "la afición" no cambie el chip, todo serán problemas.

Del respeto ya hablaré otro día.

miércoles, 2 de junio de 2021

José Alberto no hará magia

Ya está aquí José Alberto. El propio Málaga ha oficiliazado su fichaje por dos temporadas, aunque de momento no ha sido presentado en rueda de prensa ni se ha anunciado que vaya a serlo.

En mi opinión se trata de un fichaje que entraña una cierta dosis de riesgo. Es cierto que viene avalado por unos resultados buenos en relación a las plantillas y las circunstancias con las que se ha enfrentado, pero no lo es menos que en Asturias y en Miranda de Ebro existen determinados códigos futbolísticos, por así decir, muy diferentes de los que se dan mil kilómetros más abajo del país. Habrá quien diga que esto es una tontería, porque aquí vino Muñiz y le fue muy bien, pero las diferencias son notorias, porque Muñiz ya tenía un amplio bagaje como jugador.

En cualquier caso, es muy pronto todavía para saber qué papel desempeñará José Alberto en Málaga, y este depende de muchas circunstancias que todavía desconocemos. Ahora mismo solo nueve profesionales cuentan con contrato en vigor y el verano será muy largo, porque el poder adquisitivo del club sigue siendo el mismo que hace un año. Lo único en lo que podría mejorarse sería en el número de fichas, aunque ello implicaría también una mayor cantidad de incorporaciones que tendrían que adaptarse.

Por ello, en todo este contexto, me resulta muy llamativo que desde ciertos sectores y desde ciertos medios de comunicación ya se esté dejando caer que este Málaga de José Alberto tiene que tener objetivos más ambiciosos de los que tuvo el de Pellicer. Que la gente no se conformará con seguir en mitad de la tabla otra temporada, y que se le exigirá más. Que contará con más armas, llega a decir cierto periodista de cierto periódico decano. Una presión exagerada, en mi opinión, si tenemos en cuenta, como digo, que el asturiano acaba de aterrizar y que la afición ni siquiera lo ha escuchado todavía expresarse en la sala de prensa Juan Cortés.

Es muy pronto para todas estas cuestiones. Creo que lo que más nos conviene es descansar unos días, puede que unas semanas incluso, antes de volver a meterle mano a la actualidad del Málaga. Dejar que Manolo y José Alberto trabajen, y ya se irá viendo todo. Pero una cosa debe quedar clara: José Alberto no ha venido a hacer magia. El trabajo está asegurado, pero ni el presupuesto ni la plantilla van a ser seguramente de las diez mejores de la categoría. Así que más nos valdría ir con humildad.

viernes, 21 de mayo de 2021

Partido duro y pospartido aún más duro

El partido de ayer fue muy duro para mí. Muy difícil. Tanto el partido en sí como lo que tuve que ver después comentado en Twitter por parte de malaguistas, amigos incluso algunos, a los que tengo por personas moderadas y sensatas.

El partido fue duro porque no es agradable que un jugador de tu equipo pierda los papeles al cuarto de hora de partido y agreda a un contrario, con la consiguiente expulsión. Tampoco es agradable que, poco después, el entrenador cuestione la profesionalidad y la neutralidad del árbitro por haber decretado esta expulsión, dando una imagen pésima y siendo expulsado también (obviamente). Esto supone darle muchas facilidades a un equipo como el Girona, que viene en racha, que está luchando por meterse en el ascenso a Primera y al que en estas circunstancias le bastó con aprovechar una jugada (tampoco es que hiciesen mucho más) para llevarse los tres puntos.

El partido fue duro también por ver a los jugadores de tu equipo desquiciados, con protestas que están completamente fuera de lugar en cualquier momento y circunstancia, y que no son justificables desde ningún punto de vista ni a consecuencia de nada que hubiese ocurrido anteriormente en el encuentro. Cualquier árbitro está perfectamente legitimado, por ejemplo, para sacarle tarjeta amarilla a Cristian por su ostentosa protesta tras una acción en la que reclama un penalti que, vistas las imágenes, no tiene apariencia ni de lejos, pero esto es lo de menos: aunque dicho penalti hubiese sido flagrante, estas no son formas.

Y el pospartido fue más duro aún porque luego en Twitter el único culpable era el trencilla. Que si arbitraje premeditado, que si diez contra doce, que si numerosas apreciaciones más que no tienen, insisto, ninguna justificación, porque el único que se perjudicó ayer a sí mismo fue el Málaga. Pero que tampoco la tendrían de otra forma. Es muy curioso que incluso hubo alguien que reconocía que la jugada de Mejías era susceptible de expulsión, pero al mismo tiempo aseguraba que el árbitro era antimalaguista (?). Y no estoy hablando de los despotricadores habituales de esa red social, a la mayoría de los cuales, por suerte, ya no leo, sino de gente, insisto, moderada, sensata (hasta ayer), amigos algunos.

Me agotó especialmente ayer esta actitud. No me identifico absolutamente nada con esta "masa social". Con este malaguismo, que respeto como a cualquiera, pero del que siento que necesito alejarme. No comparto esto de que "ser del Málaga" se anteponga absolutamente a cualquier cosa, incluyendo la dignidad de las personas (a lo mejor es que yo no soy del Málaga). Podemos entrar a valorar equivocaciones del árbitro, que las ha habido, las hay y las habrá, en todos los partidos, porque tienen que tomar muchas decisiones y no son perfectos. Y también las hubo ayer, naturalmente (aunque no a mi parecer en estas dos expulsiones). Pero instalarnos en la firme certeza de que un árbitro sale a perjudicar al Málaga sin ningún fundamento y sin tener nada que demostrar... no puedo entenderlo.

Y por último: cuando un árbitro toma las decisiones que tomó ayer, no lo hace para ser protagonista de nada (?), sino que utiliza los medios a su alcance para impartir justicia. Si se produce una agresión, saca una tarjeta roja, y si siente cuestionada su profesionalidad y su imparcialidad (en el acta escribió que Pellicer lo acusó de adulterar la competición), está totalmente legitimado para expulsar a quien la haya cuestionado. Y tendrían que hacerlo todos, en todos los partidos, para ver si así la dignidad de las personas prevalecía sobre cualquier otra cosa. Igual que si yo le meto un puñetazo, pongamos, a un médico, y un juez me condena, a mí no se me ocurriría decir que el juez lo ha hecho porque quiere ser protagonista de nada, y si luego va mi hermano y cuestiona la profesionalidad y la neutralidad de ese juez por haberme condenado y ese juez toma una decisión disciplinaria respecto a mi hermano, estará haciendo justamente lo que corresponde a la situación, ni más ni menos.

Y ahora pues habrá quien piense que yo por decir todo esto soy menos malaguista, quien me deje de seguir en Twitter... Pues lo siento. Ya me pasó simplemente por decir que yo creo que lo de Dortmund no fue un robo. Al final siento que me quedo en una posición de soledad por decir estas cosas, por opinar, que es lo mismo que hacen esas otras personas, solo que yo opino lo contrario a lo que opinan ellas, todas todas esas personas. Qué le vamos a hacer.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Pellicer no será el entrenador

Sergio Pellicer comunicó ayer en rueda de prensa que no será el entrenador del Málaga para la próxima temporada. Flanqueado por José María Muñoz, el administrador judicial, y por Manolo Gaspar, el director deportivo, reconoció que este le había ofrecido la renovación y que, sin mediar negociación alguna por su parte, la rechazó. Aludió a cuestiones personales, a cierto desgaste, y reconoció que no era una decisión fácil para él, porque en Málaga lo tenía todo y porque su hija le había preguntado muchas veces que si se lo había pensado bien.

Manolo Gaspar aseguró después que si Pellicer no iba a estar al cien por cien, esto era lo mejor que podía pasar, y que ahora buscarían un perfil parecido de entrenador. Hoy dice la prensa que ya lo han buscado y que podría ser el asturiano José Alberto, actual técnico del CD Mirandés. Ya se verá.

Mis sensaciones están un poco encontradas respecto a la decisión del entrenador de Nules. Por una parte pienso que ha hecho un trabajo encomiable, que hay que valorar en toda su dimensión y conjunto, más allá de las decisiones estrictamente deportivas. Un trabajo que le hace consolidar cierta reputación en la categoría, aunque aún es pronto para que se sepa si seguirá o no entrenando en ella. Y por otro lado, entiendo también perfectamente que decida no continuar, por las razones que sean, que hay que respetar plenamente. Y respetar en el sentido de dejar que pertenezcan al ámbito de lo privado sin pretender tener derecho a indagar sobre ellas, más que en el de comprenderlas, porque no han transcendido.

Hay gente que le reprocha que no haya gestionado mejor la comunicación de su salida. Hace dos meses, César Suárez en Radio Marca llegó a publicar este tuit en el que el titular no puede ser más rotundo: "Pellicer seguirá". Probablemente, en la vorágine de destrucción diaria que supone el fútbol profesional en la actualidad, ni siquiera el propio César recuerde ya que ese tuit sigue ahí y que da enlace a una noticia que sigue publicada en la web del medio en el que trabaja. Se trata de un error claro del periodista que da por segura una noticia que no está confirmada, pero también hay quizá algo achacable a Pellicer en ese error, si es que ahí ya tenía totalmente claro él que no iba a renovar. Esto nunca lo sabremos, y como digo, no tiene mucho sentido tampoco que pretendamos saberlo, porque solo pertenece a la intimidad de Pellicer, y si él decidió que hasta que la permanencia no fuese matemática no lo iba a decir, me parece muy prudente y muy lógico, por más que la permanencia ya llevase siendo virtual algún mes que otro. 

Hay quien dice también, a raíz de una noticia sobre unas declaraciones de Lombán en las que asegura que se enteraron en la rueda de prensa de su marcha, que Pellicer tendría que habérselo contado antes a los jugadores. La noticia titula con eso, pero luego recoge también más declaraciones en las que el capitán se deshace en elogios hacia el entrenador, lo cual no hace parecer tan raro el momento en el que se enteraran. En cualquier caso, es cierto que quizá sea este uno de los pocos peros que se le puede poner a Pellicer: su dificultad a la hora de comunicarse. Sus ruedas de prensa suelen ser largas, pero también suelen estar algo vacías de contenido. Emite de manera correlativa frases a menudo inconexas y necesita muchas palabras para transmitir un mensaje; se da incluso el caso de que, a veces, ni así lo logra, algo que por suerte no le ha impedido alcanzar una compenetración plena con la plantilla, pero que también hay que tener en cuenta.

Estos tres partidos restantes, por tanto, solo contarán para la estadística y para ese ligero montante económico que puede suponer para el Málaga quedar en un puesto u otro de ese grupo de puestos de la clasificación que no tienen repercusión deportiva. Cuando pasen, o quizá antes, veremos en qué nuevas manos deportivas queda el Málaga.

lunes, 17 de mayo de 2021

Permanencia matemática

La permanencia matemática del Málaga CF una temporada más en Segunda División tiene un mérito enorme. Puede parecer que se peca de repetitivo cuando constantemente se alude a las dificultades habidas a lo largo de todos estos meses, pero ante la desmesurada exigencia que manifiestan algunos respecto al rendimiento deportivo del equipo, sigue siendo necesario recordar aspectos como que el Málaga tiene el presupuesto más bajo de la categoría, que está administrado judicialmente y lastrado por una gestión pésima desde hace un montón de años.

Ya hay quien escribe hoy que la próxima campaña las miras tendrán que ponerse más arriba, cuando las circunstancias no parece que vayan a modificarse respecto a esta. La dirección deportiva tendrá que volver a hacer juegos malabares para confeccionar una plantilla que pueda dar un rendimiento similar al que ha dado la actual, y que tendrá que ser diferente en varios de sus componentes. Un trabajo constante, que seguramente Manolo Gaspar ya tiene bastante avanzado, empezando por la definición del puesto de entrenador.

Por delante quedan cuatro partidos, el primero de ellos hoy mismo, que solo tendrán importancia desde el punto de vista económico.

viernes, 7 de mayo de 2021

Los norteamericanos

Hace dos meses que escribí aquí por última vez sobre cómo me gustaría que fuera el futuro del Málaga. Y hoy vuelvo para tratar justamente el mismo tema. Por desgracia, siempre vengo aquí últimamente a hablar de lo mismo. En parte por falta de tiempo, y en parte porque, sinceramente, es lo único que en estos momentos me resulta interesante del club. Tengo tanta confianza en José María Muñoz para el día a día y la gestión del presente más inmediato, con su habilidad especial para la sofocación de todos los pequeños fuegos que van surgiendo, que no dudo de que se sobrepondrá a todas las adversidades. En lo deportivo ya lo ha hecho, salvando (a falta de la certificación de permanencia matemática, cierto, que podría llegar este mismo fin de semana) una temporada mucho más complicada de lo que ha parecido, y en lo institucional sigue trabajando con firmeza y plena dedicación, confiando en un sustento lo más cercano posible.

Saltaba esta semana la noticia de que un grupo inversor americano compraba un pequeño paquete de seiscientas acciones del Málaga CF para tomar posiciones con vistas a la ampliación de capital que tarde o temprano llegará. Un grupo del que no me voy a molestar en decir ni el nombre, porque jamás había oído hablar de ellos y porque realmente es irrelevante su identidad. Tratándose de personas completamente ajenas a lo que se cuece en esta ciudad, da igual que vengan de América, de Australia, de Oriente Medio (de donde ya vinieron) o de China. Al final se trata de gente que no tiene ni idea de lo que supone el Málaga, por lo que su intención no es la de que prospere el Málaga, sino la de prosperar ellos.

Sin embargo, echando un vistazo rápido por las redes sociales, es inmensa la mayoría que no duda en desplegar sus mejores alfombras rojas para recibir esta inversión de capital ajeno. Tan inmensa que cada vez me cuesta más asumir que esas personas son aficionadas del mismo club del que soy aficionado yo; tan inmensa que cada vez pienso con más firmeza que los que tienen razón son ellos, y que el que está equivocado soy yo. Que pretender que el Málaga sea de los malagueños es una majadería que no tiene ningún sentido; que es mucho más importante que aquí entre dinero de donde sea, sin pararnos a mirar el origen ni la cantidad, dándole automáticamente a ese dinero mucho más valor que al nuestro. Resulta paradójico que pequeños accionistas que han apartado a un propietario desastroso le abran la puerta ahora a otro cuyo modelo de gestión (con mayor o menor fortuna) va a ser idéntico, sin plantearse que es el modelo lo que hay que cambiar de una vez.

El desgaste de esta temporada ha sido enorme para mí. A todos los niveles. Me cuesta muchísimo seguir enganchado a un deporte que se juega para diversión del cemento y cuyos actuales poseedores, ante la ruina que se les viene encima, no dudan en proclamar a los cuatro vientos que aquí lo único que importa es el dinero. Cosa que ya sabíamos, como es evidente y lógico, pero que hasta ahora trataban medianamente de camuflar. Poco importa que la Superliga no se haya llevado a término ahora, porque la futura Liga de Campeones está pensada partiendo de premisas muy similares, y sin embargo sí prosperará sin encontrar absolutamente ningún obstáculo en el camino. Realmente, hace muchos años que pienso, de manera intermitente pero sin dejar nunca de pensarlo en el fondo, que no pinto nada pendiente de lo que hacen unas personas que están completamente alejadas de mí en todos los sentidos: dentro, los partidos son crispación constante, confrontación pura sin espíritu deportivo alguno; y fuera, el entorno es desolador, con gente completamente vendida que jalea esto, con un periodismo deportivo completamente podrido y pestilente (que se salve quien pueda). Todo es un modelo manifiestamente insostenible. El balompié necesita un reseteo inminente, una vuelta a las últimas décadas del siglo XIX para empezar a desarrollarse de nuevo, un Ministerio del Tiempo a la inversa que cambie los derroteros que lo llevaron primero al profesionalismo, luego a unirse sin rubor al capitalismo, y por último (llegará) a la extinción.

Para el malaguismo medio es mucho más importante formar parte a toda costa de un entramado de mierda en el que no se admite la más mínima sombra de inteligencia antes que aprovechar una buena ocasión para encabezar una disidencia que tal vez lo alejaría de la elite, pero que moralmente tendría mucho más mérito. Hace mucho tiempo que no me siento parte de ese malaguismo medio, como intuiría alguien que haya venido leyendo lo publicado aquí en la última década, en la que mi malaguismo estuvo enfermo, llegué incluso a proclamar el final del mismo, y sin embargo sigo aquí, sin personalidad ninguna, motivándome con un proyecto que esta temporada sentía un poco más mío al ver que estaba llevado por malagueños malaguistas, una situación que jamás habría llegado si no fuera porque es provisional. Para el malaguismo medio es mucho más importante remarcar esa provisionalidad y ansiar cuanto antes desprenderse de ella (volviendo a algo que puede ser muy parecido a lo anterior que tanto condenaban) que aprovechar que el club funciona mejor con ella para intentar que el futuro se parezca más a ella que a nadie sabe qué, pero eso sí, con nombre americano.

Supongo que me da mucho miedo pensar en una vida sin malaguismo, y que seguir por inercia es mucho más fácil que romper con todo de verdad. Pero no se me ocurre otra solución que terminar haciéndolo.

Y ya.

jueves, 4 de marzo de 2021

Tenemos todo tipo de productos

Parece claro que la gran mayoría del malaguismo aprueba la gestión del administrador judicial, pero sin embargo, también he leído diversas opiniones de personas a las que su comparecencia de la semana pasada les supo a poco, y que le reprochan que no dijera casi nada que no se supiera ya. Y coincido en general con ambas cosas, aunque con matices, y con una ligera preocupación, que trataré de explicar.

Creo que si el administrador no se prodiga más en público y no dice cosas más sustanciosas es porque, realmente, no es su misión. Se trata de una persona que desempeña un cargo circunstancial, y el futuro del club no está en su mano. A José María Muñoz le ha tocado lidiar con el presente y remediar en la medida de lo posible los desmanes del pasado, pero está atado de pies y de manos a la hora de diseñar el porvenir. Administra judicialmente el club, pero no es el juez en sí, y no decidirá nada de lo que ocurra. Y por eso, en mi opinión, no tuvo mucho sentido insistir tanto por su parte en que el club no está en venta, porque es una obviedad. Ni preguntarle varias veces por la ampliación de capital, porque es algo en lo que él no puede intervenir. Y ese tiempo que empleó en tratar de explicar eso, a lo mejor lo podría haber destinado a otras cuestiones, si le hubieran sido planteadas.

Pero como eso nunca lo sabremos, vayamos, por lo tanto, a lo que sí dijo. Una de las cosas en las que más hizo hincapié fue en la necesidad que tiene el club de la aportación económica de pequeños patrocinadores locales. En varias ocasiones afirmó que el Málaga disponía de "todo tipo de productos" para estas empresas, y que se estaba haciendo con ellas un trabajo casi de puerta fría, tratando de obtener un dinero que para la entidad es agua de mayo en estos momentos. Esto supone que, aunque Muñoz no puede decidir qué ocurrirá con el Málaga, queda claro que le gustaría que corriera por sus venas ADN del componente más malagueño posible. Algo que no solo es lógico, sino que yo personalmente no concibo de ninguna otra forma, y mucho menos en las circunstancias en las que nos encontramos.

Y sin embargo, y aquí va mi preocupación, me llama mucho la atención que siga habiendo recelo en ello por parte de muchos aficionados. Que en lugar de pensar en un proyecto así, en el que nosotros como malagueños y malaguistas tengamos nutrida presencia, cierta capacidad de decisión y podamos sentir el Málaga como realmente nuestro (porque es patrimonio de esta ciudad y de la gente que la habita, no lo olvidemos), lo único que nos obsesione sea volver a llegar cuanto antes a Primera División, y sin importar además cómo se consiga. De hecho, parece que estemos deseando (el señor alcalde De las Torres el primero) que llegue el nuevo inversor de turno que se apodere del equipo como si fuera su cortijo para hacer y deshacer a su antojo, como si esa nos pareciese la única manera de lograr ese objetivo del ascenso, cuando eso no garantiza absolutamente nada y cuando la entidad tiene muchas otras cosas que deberían arreglarse antes (como la construcción segura de una serie de campos de entrenamiento, por ejemplo -ya ni siquiera entro en llamarlos 'ciudad deportiva'-).

Y por otro lado, me duele, y mucho, que una de las constantes empleadas por parte de muchos malaguistas a la hora de abordar esta cuestión sea el hecho de interpretar como un error querer confiar el club a los empresarios malagueños porque el CD Málaga desapareció cuando estaban al mando empresarios malagueños. Es un argumento que no tiene fácil explicación: gente que presume de todas las cosas que distinguen a Málaga y las siente como suyas olvida este componente local a la hora de configurar su club de fútbol. Se desmonta por sí sola esta teoría, pero aun así daré dos razones para contrarrestarla. La primera es que esta comparación parte de un error de base: ahora el Málaga CF es una SAD, cosa que no fue nunca el Málaga finado en 1992, y eso hace que el contexto sea completamente diferente, en consecuencia. Y la segunda es que si seguimos teniendo un Málaga que puede competir (y con mucha dignidad) en el fútbol profesional es única y exclusivamente porque un grupo de pequeños accionistas malagueños (repito, malagueños), llamado APA, intervino para retirar de la gestión al todavía propietario, puesto que si no hubiese sido así, esta persona habría seguido haciendo lo mismo y es muy probable que a estas alturas ya no tuviera nada que gestionar.

Estamos perdiendo una magnífica oportunidad de planificar un futuro Málaga que nos pertenezca solo a nosotros. Porque al final, esos pequeños patrocinadores que llenarían las vallas de nuestra Rosaleda y que aparecerían en nuestra camiseta y en nuestros pantalones somos nosotros: es el restaurante al que vamos a comer, es la empresa en la que compramos las puertas de nuestra casa, puede ser nuestro dentista o nuestra peluquera. En lugar de buscar inversores y ampliaciones de capital megalómanas que lo único que supondrían a la larga sería dejar el club en manos de terceros, podríamos estar ideando fórmulas para apoderarnos nosotros de él, todos de a poquito, un poquito cada uno, y decidir de la manera más democrática posible cómo queremos que sea. Algo que debería estar por encima de la categoría en la que compita, y que, en todo caso, no es incompatible con volver a llevarlo a la elite a medio plazo, pero de una forma sostenible y diferente a todos los demás clubes que nos rodean. Algo realmente apasionante y que nos permitiría ser únicos y que todo el mundo nos identificara con un modelo participativo y verde y violeta por los cuatro costados. Este es el mensaje que quiso transmitir el administrador, pero parece que aquí todo el mundo está pensando en otra cosa.

domingo, 14 de febrero de 2021

El Molinón

El Molinón es el estadio en el que Luis Merino debutó en Primera División marcando un doblete. Era la temporada 1988/1989, la jornada 32, corría ya el mes de mayo, y el CD Málaga estaba solo un puesto por encima de la zona de promoción de descenso. Yo tenía once años y todavía no me enteraba de mucho, pero me acuerdo bien de aquel partido: por la tarde mi padre me dejó poner la radio para escucharlo y a mí me encantaba y me emocionaba escuchar el fútbol en la radio y tenía la sensación de que aprendía un montón. Y luego, por la noche, mi padre me dejó estar levantado hasta que Estudio Estadio emitió un resumen del partido y pude ver aquellos dos goles que volví a cantar como si no supiera que ya se habían producido por la tarde.

Luis Merino era un churrianero de la cantera en el que Antonio Benítez decidió confiar directamente como titular, y él, con su pelo ensortijado y su cuerpecillo de chaval (los chavales de entonces no eran los de ahora), salió al partido sin que probablemente nadie en el cuerpo técnico del rival, entrenado por Txutxi Aranguren, lo hubiese visto jugar nunca. En el primer minuto ya había marcado y al cuarto de hora de la segunda parte volvía a poner al Málaga con una ventaja en el marcador que ya sería definitiva. Siguió siendo titular en todos los partidos que quedaban hasta el final de la temporada, y aunque ya no volvió a ver puerta, el conjunto blanquiazul jamás se acercó ya a la zona peligrosa de la clasificación, certificando la permanencia matemática en Primera (la última de su medio siglo de vida) en la penúltima jornada.

Quiero recordar, además, aunque esto no puedo asegurarlo sin mirar la hemeroteca, que los locutores de la radio dijeron aquella tarde que Luis Merino venía jugando como delantero centro en el filial. Como tal, por lo tanto, habría dado ese salto al primer equipo, aunque a lo largo de su carrera hizo gala de una polivalencia tan grande que solo le faltó ponerse los guantes. En el verano de 1992, tras la desaparición de la entidad, se fue al Real Betis, entonces en Segunda; luego militó en aquel Atlético Marbella que también compitió en la división de plata siendo el primer equipo de la provincia, y regresó, ya al Málaga como CF, reclutado por José Cayuela en Segunda B. Protagonizó aquel gran ascenso plateado de 1998 pero no pudo terminar sus días como futbolista en el equipo de la ciudad, como seguramente habría querido.

Fue en esa segunda etapa malaguista cuando me encontré un día a Merino en el Continente de Los Patios (quizá, incluso, era todavía el Pryca Los Patios) mirando cedés de música. Le deseé suerte para el partido del domingo y él me sonrió y me lo agradeció, y a mí me dio mucha alegría, porque Merino, las cosas como son, no poseía una técnica depurada ni maravillosas virtudes balompédicas, pero era todo pundonor, y peleaba y corría todo lo que se podía correr y pelear, sin dejarse dentro ni una gota de esfuerzo.

A la temporada siguiente, el CD Málaga rindió su última visita oficial a El Molinón y volvió a ganar. Luis Merino, aunque no marcó esta vez, ya estaba más que consolidado allí. El feudo gijonés se convirtió en una buena plaza para el equipo continuador del sentimiento malaguista, ya que como CF, el Málaga no perdió en sus primeras tres visitas (ganó dos), y obtuvo con posterioridad algunas otras victorias importantes, como lo habría sido la que no ha podido llegar esta noche.

Han pasado muchos años y hay dos diferencias fundamentales entre El Molinón que conquistó Luis Merino (y los posteriores) y este otro en el que Pellicer y los suyos hincaron la rodilla el verano pasado y la han vuelto a hincar hoy. La primera es que en este no hay gente en las gradas. Aunque esta anomalía se lleva repitiendo casi un año y mucha gente ya la ha normalizado e interiorizado, a mí se me sigue partiendo el alma cada vez que veo un partido del Málaga y las únicas voces son esas prefabricadas que Tebas se ha inventado para que nos quede bien claro que en su fútbol cada vez hay menos verdad. Incluso con mi equipo fuera de casa, prefiero mil veces que haya gente a que no la haya, porque al final el fútbol está hecho para que alguien, sea del equipo que sea, lo disfrute en el estadio. Y aunque hoy podría incluso habernos venido peor, porque este Málaga parece haber cogido gusto a una dinámica peligrosa de resultados solo obviada en Alcorcón, estoy seguro de que firmaríamos ahora mismo poder llenar La Rosaleda el domingo que viene, frente al Rayo Vallecano, y ser participantes directos en el fin de una racha nefasta de resultados en casa que mal nos irá si se sigue alargando.

La segunda es que en este Molinón, como en todos los campos de nuestra liga, hay VAR. Y que si no lo hubiera, hoy habríamos tenido la oportunidad de lanzar un penalti, cosa que si me acuerdo cuándo sucedió la última vez fue porque tengo la maniática costumbre de llevar una base de datos con todas las incidencias que acontecen en los partidos, ya que de lo contrario es muy posible que se me hubiese olvidado.

En cualquier caso, este Málaga de hoy no ha sido el de Alcorcón ni el de los partidos precedentes, al menos en la primera parte. Su forma de encarar el encuentro me hace ser optimista y sigo pensando que cosechará los puntos suficientes en los partidos que restan como para mantener la categoría. Y que si no vuelve a visitar El Molinón en la temporada 2021/2022, solo sea porque el Sporting consigue estar una categoría por encima, cosa que me alegraría por los tuiteros Acebal, el guaje Manu, Rafa Skurhavy y alguno más que andan por ahí siempre dispuestos a intercambiar opiniones con respeto.

viernes, 12 de febrero de 2021

Since 1904

Con ocasión de un partido oficial que disputó no hace mucho el Real Madrid en La Rosaleda, sin público y televisado, como son tristemente todos los partidos de elite que se juegan en nuestros días, me llamó la atención la considerable cantidad de comentarios que suscitó en Twitter el lema 'Since 1904' que luce en el graderío de gol alto. Simpatizantes de clubes centenarios de nuestro país acusaban al malaguismo de querer burlar la historia, sin explicarse cómo era posible que en un lugar en el que desapareció un club histórico en 1992, al actual se le atribuyese esa considerable longevidad.

En este blog ya hemos explicado con anterioridad cómo fueron las cosas. 1904 es el año en el que se tiene documentado el primer partido de fútbol que se disputó en la ciudad de Málaga, como en su día relatamos en esta entrada. Dejamos el 'posiblemente' porque hay algún documento anterior a esa fecha que por las circunstancias que sean no ha quedado suficientemente contrastado, y que también podría referirse a algún tipo de existencia balompédica en Málaga. Pero por el momento, 1904 es la fecha que podríamos considerar fundacional.

Realmente, no sé cuál fue la intención de Al-Thani, o de quien bajo su auspicio tuviese esta brillante idea, al plantar ahí bien grande en las gradas esto de 'Since 1904'. Nunca se nos ha explicado, que yo sepa, como tampoco se nos han explicado tantas y tantas cosas mucho más lacerantes que nos han asolado. Sí sé que estas letras pudieron verse por vez primera en La Rosaleda en octubre de 2016, con ocasión de un partido de la Liga de Campeones juvenil que se disputó allí, pero pasaron desapercibidas, al no ser una competición que concitase un gran interés. Después han seguido sin llamar la atención, en general, puesto que la afluencia al recinto de Martiricos siempre ha sido numerosa, y el lema ha permanecido oculto en su mayor parte. Ha sido a raíz de los partidos a puerta cerrada cuando las retransmisiones televisivas le han dado toda su visibilidad, y un partido del Real Madrid, que siempre multiplica por mil todo lo que ocurre, para bien y para mal, se ha encargado de hacer mundialmente conocida esta cuestión.

Me entristece que hinchas de otros equipos nos acusen de inventarnos nuestra historia o de manipularla, pero no me indigna, porque la inmensa mayoría lo hace con un desconocimiento absoluto. De hecho son también muy numerosos los malaguistas que tampoco saben cómo han ocurrido realmente las cosas, o que creen saberlo, pero cuando se lanzan a profundizar, dejan ver sus carencias. No hay mayor problema, nadie tiene por qué saberlo todo; más bien los que sí que tenemos algo de conocimiento sobre nuestra historia somos los que debemos atribuirnos la responsabilidad de divulgarlo, para satisfacer el interés de aquellos que lo tengan o para despertarlo en quienes nunca han sentido curiosidad por descubrirlo. De hecho, a mí me gusta habitualmente hacerlo en esta red social que estoy citando, para la que existen herramientas con las que resulta relativamente fácil monitorizar una determinada actividad en torno a un tema y poder entrar a aportar esta información a quienes la demandan. Siempre, claro está, hasta cierto punto, porque hay debates que se convierten en bizantinos o que al momento empiezan a desarrollarse en terrenos que olvidan el respeto, y mi contribución llega justo hasta ahí. Pero la historia que tenemos es la que es, sin que eso sea ni bueno ni malo: diferentes entidades, cambios de denominaciones y determinados sucesos que podrían haber ocurrido de otra forma, pero que ocurrieron así. En este blog hay mucho de eso. A mí como malaguista me encantaría poder vivir algún día el centenario de un equipo de mi ciudad con una misma denominación, lo cual no ocurrirá nunca, pero ante eso, lo único que puedo hacer es mostrar las cosas como son, y hacerlo con total objetividad, sin que parezca nada que no es, porque tampoco es una historia que entrañe mucha dificultad aprender.

Ahora que Al-Thani está alejado judicialmente de la presidencia y se está despojando al club de gran parte del pesado lastre que nos ha ido dejando, me pregunto si no sería posible también eliminar del graderío del estadio esa desafortunada frase de 'Since 1904', que así suelta, descontextualizada y encima en un idioma que no es el nuestro, no sirve para nada más que confundir al personal, propio y ajeno. En lugar de esa grandilocuencia, propia de un señor que sigue poseyendo este club pero que en la actualidad ya no ejerce la presidencia, podría apostarse por una política de esclarecimiento de nuestra historia, constándome, como me consta, que en el club hay personas sobradamente capacitadas para llevarla a cabo, que de hecho ya lo hacen en la medida en la que pueden, a título personal. Vaya desde aquí mi humilde llamamiento a José María Muñoz para que se ocupe de ello. Nos haría más grandes de lo que somos.

martes, 9 de febrero de 2021

Me quitas años de vida

Es triste tener que leer ciertos tuits cada vez que pierde un partido el Málaga. En realidad a cada minuto de cualquier hora que uno abra Twitter es triste tener que leer muchos de los tuits, pero si le faltan el respeto al Málaga y a personas vinculadas al Málaga, que se lo están dejando todo para seguir manteniendo a flote a esta entidad, a uno le duele especialmente.

No habría mayor problema si uno consiguiera ignorar y eludir estos tuits, pero es que encima, últimamente, hay medios de comunicación que los hacen noticia. "Me quitas años de vida", leí el otro día en un titular de cierto digital que se ocupa de la actualidad del club. Abres el enlace y está eso, que no deja de ser un tuit referido al Málaga de una persona cualquiera, que en este caso ponía su nombre y apellidos pero que la mayor parte de las veces es incluso anónima, colocado en el centro del texto, cobrando una relevancia que jamás debería tener.

Manolo Gaspar debería ser renovado ya, inmediatamente, antes de que el equipo siga perdiendo partidos que puedan ponerlo en peligro. Y al minuto siguiente, Manolo Gaspar debería estar renovando automáticamente a Pellicer, pese a la oposición de quienes pierden años de vida. No concibo otro plan de supervivencia para el equipo con el presupuesto más bajo de Segunda, que sin embargo aún está lejos de ser de los cuatro peores deportivamente de la categoría, y que nada hace pensar, pese al enorme bache de juego en el que está sumido, que vaya a serlo después de la jornada 42, que a la postre es lo que interesa. No la 30, ni la 38 ni la 41, sino la 42.

Hay que tomarse los partidos con filosofía, con el cuerpo preparado para no ver ni un carajo de fútbol, porque las cosas están así. Porque no estamos para fiestas. Porque los partidos que hemos ganado, en líneas generales, también los hemos ganado justamente así. Con este entrenador, con estos jugadores, y con este plan. Y sobre todo, hay que dejar de afirmar tras cada fotograma televisivo que los jugadores no meten el pie, o que defienden porque no quieren. Porque no es sano, y porque no es verdad. Y si alguien lo piensa, que se dedique a la colombofilia y deje tranquilas a unas personas de las que no tenemos absolutamente ningún indicio que nos haga pensar que no se están currando una salvación todo lo máximo que están pudiendo.

miércoles, 3 de febrero de 2021

Fiscalizar al accionista mayoritario

Es la segunda vez en poco tiempo que invitan al abogado Paco Valverde, de la APA, al programa 'Área malaguista' de 101TV, y la información que deja con motivo de sus intervenciones suele ser siempre muy interesante. En la ocasión anterior, justo antes de Navidad, expuso de forma clara el panorama jurídico que tenía (y sigue teniendo, porque estas cosas van lentas) por delante este club, y en este nuevo episodio, sin muchas más cuestiones novedosas que abordar, pormenorizó determinadas cuestiones a preguntas de los periodistas allí presentes, no dejando de dar su opinión como parte al fin y al cabo interesada y principal respecto a lo que ha pasado, lo que está pasando y lo que tiene que pasar en el Málaga.

Hay un aspecto, no obstante, en el que creo que Paco Valverde entra en una ligera contradicción, como así lo expuse por Twitter en el mismo momento en el que veía el programa. 

De un lado, manifestó su pretensión, la cual comparto, de que una vez que se liberen las acciones que todavía le pertenecen a Al-Thani, y se proceda a la ampliación de capital, los malaguistas con poder adquisitivo, cada uno en la medida de sus posibilidades, sin tener que dejarse ni mucho menos un dineral que en la mayoría de los casos, con las apreturas actuales, no tienen, suscriban títulos para que dicho capital esté atomizado y repartido en la mayor medida que se llegase a conseguir, disponiendo de esta forma de la posibilidad de fiscalizar (utilizó literalmente esta palabra) la gestión del club en todo momento. Esto, como digo, para mí no es que sería bueno que pasase, sino que lo considero imprescindible para que este club no vuelva a verse con el agua al cuello.

Pero por otra parte, sin embargo, habló de que hay inversores, varios, dispuestos a hacerse con un paquete accionarial bastante importante en la composición futura de la sociedad anónima deportiva. Y esto, a mi entender, no resulta demasiado compatible con el propósito anterior. Y expongo mi caso: en la anterior ampliación de capital, con Fernando Sanz, yo suscribí una acción, con gran esfuerzo económico por mi parte, pero muy satisfecho, porque pensaba que el proyecto era justamente ese, que cada malaguista hiciera como yo, y el club fuera lo más nuestro posible, aunque en el fondo la mayor parte del pastel se la llevase el presidente, que al fin y al cabo era un presidente que venía avalado por varias temporadas ya de una gestión para mí impecable en lo económico (aunque tenía sus detractores por supuesto, que todavía alzan la voz de vez en cuando, pero creo que a estas alturas y con todo lo que ha venido después, poco tienen que decir). Es más, siempre he pensado que si los malaguistas hubiésemos estado ahí para respaldar esa ampliación, Fernando Sanz no habría tenido que ir a buscar a nadie a Catar para entregarle el club y que este se echase a perder. Y precisamente porque al final hizo eso, yo di marcha atrás con todo el dolor de mi corazón y fui a que me devolviesen mi acción, porque no le veía ningún sentido a participar del cortijo particular de un señor que no me hacía presagiar nada bueno (y no es ventajismo, aquí está este blog que en parte lo demuestra). 

En definitiva: que creo que la presencia de inversores en el club echa para atrás las humildes intenciones de los pequeños accionistas malaguistas, porque al final su porcentaje acabará siendo ínfimo en comparación con la parte de la que pueda apoderarse un inversor. Como ya dije por aquí no hace mucho, a los inversores no los necesitamos para nada, y creo que precisamente lo que debería hacerse ver desde la APA, y desde todos los estamentos, es que los mejores y diría que los únicos inversores posibles somos nosotros, los malaguistas, que no buscamos precisamente invertir, sino hacer el club nuestro para evitar que alguien invierta. Si tanto amamos al Málaga, si tanto nos duele, no deberíamos dejar que alguien lo considerara una inversión, porque ya hemos visto los nefastos resultados que eso puede traernos.

No faltará quien ante esto proteste diciendo que con un club de accionariado popular (que debería ser el modelo a perseguir, o uno lo más similar posible) no se puede nunca aspirar a estar en la elite. Pero ya hay por ahí entidades que están demostrando que pueden ser cada vez más poderosas sin dejar de basarse en un modelo participativo de pequeños socios, y en todo caso, si lo que queremos es un club estable y la prolongación perpetua de un sentimiento, creo que eso estará por encima siempre de lo deportivo.

Personalmente, desde luego, y ya lo he dicho muchas veces, yo seguiré junto a este club mientras sienta, como ahora, que está en buenas manos, y que no es el juguete de nadie. Cuando eso no sea así, aunque el sentimiento sea fuerte y continúe, le veré poco sentido a seguir participando del malaguismo.

martes, 26 de enero de 2021

A falta de 28 puntos

Desvanecido el sueño de la Copa, al que reconozco que no pude sustraerme, al Málaga le quedan veinte partidos para terminar esta competición. Teniendo en cuenta los 28 puntos que tiene actualmente en su casillero, y que en las últimas temporadas la salvación en Segunda División se mueve en torno a los 50 puntos pero puede haber sorpresas como las que se dieron la campaña anterior, en la que el CD Numancia con esos 50 e incluso el Deportivo de la Coruña con 51 dieron con sus huesos en la categoría de bronce, debería por tanto ganar ocho de esos veinte partidos si quiere evitar cualquier tipo de peligro.

Es cierto que viendo cómo se ha desenvuelto el equipo sobre el campo en los últimos encuentros, la empresa no parece fácil. No se practica un juego fluido, los futbolistas parecen ligeramente agarrotados, y sorprende que incluso el propio entrenador afirmase que no se vio actitud, que no se vio entrega y que no percibió que los jugadores fueran a por el partido. Porque no es lo mismo que esto lo digan los aficionados en la barra de bar en la que muchos han convertido Twitter, sobre todo ahora que las barras de bar reales no son nada recomendables, que el hecho de que sea el mismísimo entrenador el que lo reconozca en la rueda de prensa.

Pero no nos queda más remedio que confiar en este equipo, y por supuesto en este entrenador, que en la primera parte de la temporada ha demostrado estar sobradamente capacitado para lidiar con este vestuario. La racha actual tendrá que terminar más pronto que tarde, y ya tenemos sobrada experiencia respecto a cómo son las cosas en esta categoría. Además, es curioso que se hace mucho hincapié en que es una de las peores rachas que se recuerdan en casa, pero no se añade al análisis que en estos momentos, sin público en los estadios, el factor casa no existe, y no es que se estén perdiendo puntos que teóricamente se podrían conseguir de manera más fácil, porque a ningún equipo le supone apoyo alguno jugar en su campo, lo que hace que esta cuestión no sea tan preocupante.

En mi humilde opinión, no tiene ningún sentido cuestionar a Pellicer en estos momentos, ya que una serie de resultados malos es totalmente normal que pueda darse, e incluso yo diría que es previsible, dadas las circunstancias que están condicionando a esta entidad durante las últimas temporadas. Hay que estar firme, seguir haciendo las cosas como se estaban haciendo, y no hay motivos para pensar que no se revierta la situación.

Para aquellos que gustan de hacer cuentas, o para los que no, también puede ser suficiente con ganar siete partidos y empatar tres, o ganar seis y empatar otros seis. Como se ve, hay margen para poder perder algunos más, aunque lo ideal es puntuar en los siguientes para que las cosas no vayan endureciéndose cada vez más.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Presente y futuro

No pude ver al Málaga ni en Ponferrada ni ante el Leganés. Y seguramente, por obligación, me tendré que perder bastantes partidos durante la temporada, aunque bienvenido sea si es por motivos laborales. Anoche, sin embargo, conseguí sentarme a ver lo de Girona y el equipo me dejó tranquilo, contento y orgulloso. Una victoria conseguida de forma brillante ante un equipo que también ha tenido que reajustar algunas de sus piezas, aunque su situación institucional no puede ser ni de lejos comparable a la nuestra.

Llegaba a preguntarme en Twitter después del partido si alguna vez en nuestras vidas habremos tenido un Málaga gestionado de una manera más racional que este. Una entidad en la que todos, desde el más alto de la cúpula hasta el último canterano meritorio al que Pellicer llama para ejercitarse, muestran ganas de comerse el mundo con lo que hacen y que se entregan con absoluta profesionalidad poniendo siempre por delante al club que defienden. Algo que por otro lado no es ni más ni menos que lo mínimo que debería presuponerse a quienes están en esa situación, pero todos sabemos que en los últimos tiempos no podemos decirlo de todos cuantos han pasado por aquí, ni mucho menos de quienes todavía poseen esto con los papeles en la mano.

A estas alturas creo que ya estamos en condiciones de afirmar que los recursos que este club ha tenido para preparar la temporada han sido aprovechados al máximo, a tenor de la capacidad que está demostrando poseer para llevarla a término de una manera satisfactoria. Por supuesto, esto es muy largo, y todavía no podemos asegurar de ningún modo que esa satisfacción plena llegará hasta que no alcancemos los 50 puntos, pero se ha elegido un camino correcto y eso ya es una garantía. Porque tras el Almería-Málaga que ponía punto y final a la temporada 2019-2020, pocos veían claro por dónde había que tirar.

Tenemos que disfrutar de este presente, porque el futuro de la entidad es toda una incógnita. El señor de BlueBay pasó ayer a primera hora de la tarde por los micrófonos de la Cope (han tenido la gentileza de subir el audio completo aquí) y lo cierto es que su intervención no me dejó buenas sensaciones. No hay que olvidar que esta compañía hotelera puede tener un papel fundamental en el panorama accionarial que esté por venir en la sociedad, algo que no da la impresión de importarles mucho. Hubo concretamente dos momentos de la entrevista muy llamativos a mi entender. 

En el primero de ellos, Gonzalo Hervás se lamenta de que "no se vaya a llegar al mercado de invierno para poder tomar una inyección a tiempo y cambiar el club a nivel deportivo" (?), cuando en primer lugar eso no se puede hacer, porque el club tiene todas sus fichas profesionales cubiertas y La Liga no le va a dar la posibilidad de ampliarlas en número, y en segundo lugar se está demostrando partido tras partido que no lo necesita para nada, puesto que tiene una plantilla compensada, muy amplia, y con muchos más puntos a estas alturas de los que nadie podría haber sospechado.

En el segundo, que llega ya en la última pregunta, Emilio Guerrero le plantea como bastante factible la posibilidad de que BlueBay pueda acabar siendo el máximo accionista del Málaga si la justicia sigue desacreditando al actual propietario, y Hervás muestra un desconcierto absoluto y no clarifica absolutamente nada respecto a ese posible escenario futuro. No tiene nada preparado para responder y se ve obligado al final a decir, tras varios titubeos, que estarán preparados si llega esa posibilidad, pero su reacción inicial y su tono de voz medroso al ejecutar tal afirmación denotan que se trata de algo que ellos no tienen demasiado estudiado y que en realidad no contemplan como razonable. Y si disponiendo de la tesitura de la que disponen ahora mismo no tienen un plan por si llega ese momento, sea el que sea, pero un plan, se deduce que quizá están ahí (y entraron ahí) por circunstancias ajenas en primera instancia al crecimiento deportivo de la entidad, que debería ser la única inquietud de quien se encuentra con opciones de poder hacerse con el control de la misma, y por lo tanto, creo que poco le pueden aportar al Málaga, sinceramente.

Pero como digo, disfrutemos del presente, y que este momento llegue cuando tenga que llegar.

viernes, 13 de noviembre de 2020

¿Para qué necesitamos a los inversores?

A salvarse y a esperar nuevos inversores.

Ese es el título de un escrito de hace unos días, cuya autoría corre a cargo de un conocidísimo periodista deportivo local, que escribe en un conocidísimo medio malagueño.

Lo primero lo firmamos todos sin excepción. No hay otro objetivo posible para el Málaga esta temporada, por más que en este primer cuarto de competición las circunstancias hayan situado al equipo cerca o incluso dentro de los puestos de disputa de fase de ascenso en alguna ocasión. No digo que no pueda mantenerse ahí un tiempo, o caer y luego volver si encadena otra buena racha de resultados, porque el fútbol siempre es imprevisible, y en gran parte por eso nos gusta tanto. Pero quien piense que a este Málaga se le puede exigir como objetivo estar ahí, se equivoca.

Lo segundo, en cambio, no deberíamos firmarlo tan alegremente. A estas alturas, de hecho, deberíamos haberle cogido pánico a esa palabra. Inversor. Inversores.

El club ha conseguido, después de innumerables problemas, encauzar su situación económica este verano gracias a la imposibilidad de que existieran inversores que pudieran acercarse a él. La intervención judicial y la gestión de una persona a la que se le ha encargado un trabajo de manera neutral y profesional ha permitido que esta entidad se limpie de herencias asfixiantes, y además, lo haya podido hacer tratando de mantener el tipo en lo deportivo, cosa que no es tan fácil como parece. Pero no debemos olvidar que esta situación es provisional, que sigue existiendo un accionista mayoritario, y que hace una década, esa persona también llegó con la etiqueta de inversor, para quedarse poco tiempo después con el Málaga entero. Bueno, o eso creía él; por suerte había una pequeña parte que no le pertenecía, aunque él pensaba que sí (muchos en realidad lo pensábamos), y gracias a eso se ha podido salvar.

Cuando la cosa se aclare definitivamente, y si esta aclaración conlleva que Al-Thani sea desposeído de su paquete accionarial, todo lo que no sea que éste pase a manos del malaguismo volvería a ponernos en grave riesgo. Que las acciones que tiene Al-Thani pasen a tenerlas nuevos inversores, por el mero hecho de serlo, podría volver a ser el principio de una situación como la que hemos vivido y aún seguimos viviendo.

Obviamente no todos los inversores son como el aún actual propietario. Puede haberlos responsables, serios, poseedores de un profundo respeto por lo que suponen este escudo y estos colores. Pero eso, a priori, nunca lo vamos a poder saber, por lo que lo mejor, para evitar riesgos, sería cercenar de raíz esta posibilidad. Invalidarla incluso en los mismísimos estatutos del club, si es que esto es posible. Y que asumamos nosotros mismos como masa social el destino de este sentimiento, sin que se nos prometan cosas que luego no se van a cumplir.

Por mi parte, en esta temporada mi malaguismo ha renacido de manera esplendorosa. Vuelve a alegrarme disfrutar de las vicisitudes en el campo como hacía muchos años que no me pasaba, incluso en las derrotas. Y si esto está sucediendo, es porque miro al palco y no veo allí a ningún inversor, ni a nadie que se le parezca. Y porque miro al campo y veo a un entrenador y a unos jugadores plenamente comprometidos, gracias a que un director deportivo que ha vivido este club desde pequeñito ha conseguido transmitirles lo que eso significa.

Si tenemos eso, que es lo más grande que se puede tener, ¿para qué necesitamos a los inversores?

domingo, 16 de agosto de 2020

La herencia

La encrucijada del Málaga tiene muy difícil solución. Se trata de un problema que se viene arrastrando desde hace varias temporadas y que no se afrontó tras el traumático descenso a Segunda. Quizá en ese momento es cuando nos habría venido realmente bien que una administración judicial hubiese entrado en el club, y que en lugar de Caminero, Manolo Gaspar hubiese tomado ya las riendas. Sin embargo no fue así, y el paleño, aunque ya formaba parte del grupo de trabajo del ex jugador del Atlético de Madrid (entre otros), no tenía capacidad de decidir nada.

No obstante, todavía se oyen voces que ponen en duda que la administración judicial haya sido lo mejor para este club. Todavía hay quien cuestiona determinadas decisiones tomadas por José María Muñoz, como la venta de Antoñín o algunos despidos recientes de personas que llevaban en el club casi el mismo tiempo que el escudo. Y han sido decisiones dolorosas, y no digo yo que se haya acertado en todas, pero de lo que no puede caberle duda a nadie es que de no haber tomado decisiones como esas, la viabilidad de la entidad todavía estaría hoy mucho más en entredicho de lo que ya lo está. De hecho, de no ser por el coronavirus, es posible que ya no hubiese ni siquiera entidad y estuviésemos atravesando otro verano de 1992.

Decía Adrián en una entrevista en la radio el otro día que esto no es un problema de dinero. Y no lo es, realmente. Al menos, no la totalidad del problema. Se ha hablado con un grupo importante de jugadores (no menos de ocho, quizá más incluso de diez) a los que el Málaga, sencilla y claramente, no puede pagarles lo que tienen firmado en sus contratos. Tiene que elegir entre no pagárselo y poder seguir viviendo, o pagárselo a cambio de desaparecer como entidad. Es mucho dinero y son muchos jugadores, que perfectamente podrían permanecer en sus trece y llevar a los tribunales el planteamiento del club de pagarles un 10% de su sueldo o de coger la puerta, porque en los tribunales tendrían tranquilamente las de ganar. No se trata, por lo tanto, de que se bajen el sueldo para así ayudar al club, porque tal rebaja no computaría tampoco para el salario liga. Mejoraría la economía de la entidad, indudablemente, pero no cumpliría con los parámetros que la liga exige para el desarrollo de una economía regular, que es el espíritu con el que se creó el salario liga (o tope salarial, como también lo llaman).

¿Podrían existir realmente trabajadores, en su sano juicio, que teniendo firmado un contrato de un millón de euros, aceptasen romperlo y firmar otro por cien mil euros, desempeñando exactamente la misma labor durante el mismo tiempo? Me gustaría ver en esa tesitura a cierto sector de la afición que esta semana se ha pronunciado de una manera bastante crítica y ha emitido incluso alguna que otra velada amenaza a aquellos jugadores que no den este paso. Ellos se limitaron a firmar lo que el club les puso por delante y no tienen por qué ser condescendientes si ahora el club no puede hacer frente a ello por su mala gestión. Y eso no quiere decir que ellos hayan cometido ninguna negligencia en su trabajo ni hayan hecho todo lo posible para que el rendimiento deportivo del equipo fuese el mejor. Simplemente, el fútbol es un deporte colectivo, hay mil factores que intervienen, y las cosas no siempre salen como se proyectan.

Las personas que están ahora al cargo del club tienen que solucionar como mejor puedan esta herencia. No pueden construir nada nuevo, porque están completamente maniatados ante la realidad que se han encontrado. Y por eso, tampoco, se les debería exigir absolutamente nada en lo deportivo, porque hacer un equipo competitivo es incompatible en estos momentos con arreglar el desaguisado económico, que es lo que nos va a seguir permitiendo que exista el Málaga. En esta tesitura, finalizar la campaña 2020/2021 con un descenso sería completamente normal (como lo habría sido hacerlo en la 2019/2020), y terminarla con una permanencia, por sufrida que fuera, ya estaría por encima de las posibilidades actuales del Málaga. Ni más ni menos.

Por eso, en mi humilde opinión, quienes se quedan en la superficialidad de si Orlando Sa lleva un año sin competir es que no han entendido absolutamente nada.

jueves, 30 de julio de 2020

Jugadores utilizados por temporada

En esta entrada se van a desglosar el número total de jugadores utilizados por el Málaga CF en cada una de sus temporadas. Se entienden por jugadores utilizados todos aquellos que hayan llegado a disputar algún minuto en cualquier competición oficial, excluyéndose jugadores que han sido convocados en algún partido sin llegar a jugar.

1994-1995 (3ª): 27 utilizados, todos nuevos.
1995-1996 (2ªB): 26 utilizados, 16 de ellos nuevos (27+16, 43).
1996-1997 (2ªB): 28 utilizados, 21 de ellos nuevos (43+21, 64).
1997-1998 (2ªB): 26 utilizados, 16 de ellos nuevos (64+16, 80).
1998-1999 (2ª): 28 utilizados, 18 de ellos nuevos (80+18, 98).
1999-2000 (1ª): 25 utilizados, 9 de ellos nuevos (98+9, 107).
2000-2001 (1ª): 27 utilizados, 6 de ellos nuevos (107+6, 113).
2001-2002 (1ª): 27 utilizados, 10 de ellos nuevos (113+10, 123).
2002-2003 (1ª): 32 utilizados, 9 de ellos nuevos (123+9, 132).
2003-2004 (1ª): 24 utilizados, 7 de ellos nuevos (132+7, 139).
2004-2005 (1ª): 28 utilizados, 8 de ellos nuevos (139+8, 147).
2005-2006 (1ª): 31 utilizados, 14 de ellos nuevos (147+14, 161).
2006-2007 (2ª): 35 utilizados, 18 de ellos nuevos (161+18, 179).
2007-2008 (2ª): 28 utilizados, 15 de ellos nuevos (179+15, 194).
2008-2009 (1ª): 25 utilizados, 7 de ellos nuevos (194+7, 201).
2009-2010 (1ª): 33 utilizados, 22 de ellos nuevos (201+22, 223).
2010-2011 (1ª): 35 utilizados, 16 de ellos nuevos (223+16, 239).
2011-2012 (1ª): 26 utilizados, 10 de ellos nuevos (239+10, 249).
2012-2013 (1ª): 31 utilizados, 11 de ellos nuevos (249+11, 260).
2013-2014 (1ª): 29 utilizados, 14 de ellos nuevos (260+14, 274).
2014-2015 (1ª): 27 utilizados, 10 de ellos nuevos (274+10, 284).
2015-2016 (1ª): 30 utilizados, 13 de ellos nuevos (284+13, 297).
2016-2017 (1ª): 29 utilizados, 14 de ellos nuevos (297+14, 311).
2017-2018 (1ª): 38 utilizados, 22 de ellos nuevos (311+22, 333).
2018-2019 (2ª): 34 utilizados, 21 de ellos nuevos (333+21, 354).
2019-2020 (2ª): 32 utilizados, 13 de ellos nuevos (354+13, 367).

Como se puede apreciar, en tan solo una temporada el Málaga CF ha utilizado menos de 25 jugadores, en la 2003-2004, la temporada posterior a la de la disputa de la Copa de la UEFA. En líneas generales, se puede apreciar que las campañas en las que el número de jugadores utilizados es mayor coincide con un peor rendimiento deportivo, especialmente en el pasado más reciente: en el penúltimo descenso a Segunda se utilizaron 31 jugadores y en la temporada siguiente, en la que no se ascendió, se batió el récord por ese entonces, con 35. Después, en la primera temporada de Al-Thani, en la que el equipo estuvo muy cerca de volver a descender, se igualó esa cifra de 35 futbolistas diferentes que participaron, y en la campaña anterior, la del último descenso, de nuevo se pulverizaron todos los registros y fueron nada menos que 38 los futbolistas que o bien Míchel o bien Jose González llegaron a poner en funcionamiento en el terreno de juego. 

Por hacer una comparativa histórica, Juan Cortés, en su libro 'Medio siglo de vida del CD Málaga', documenta un total de 420 futbolistas utilizados por el CD Málaga a lo largo de sus 51 temporadas de existencia. El Málaga CF ha cumplido la número 26 y encara la 2020/2021, que será la 27, y sin embargo ya ha visto desfilar a 367, por lo que es fácil pensar que, a este ritmo, lo alcanzará muy pronto.

sábado, 18 de julio de 2020

La permanencia del 17 de julio

La permanencia del 17 de julio de 2020 figurará en los compendios de historia malaguista como un acontecimiento único. Como una rareza conseguida intempestivamente, cuando siempre por estas fechas han llenado el espacio informativo los fichajes tempraneros y los amistosos llenos de piernas acalambradas.

Pocas cosas hay en este fútbol del coronavirus que no se nos hagan raras. La ausencia de público, los cinco cambios, los banquillos que son las gradas, las pausas para la hidratación. Los jugadores que esperan su turno con mascarilla y que luego irrumpen en el terreno de juego y escupen sobre él. Es casi tan raro conseguir la permanencia un 17 de julio de 2020 como hacerlo con una plantilla en la que tan solo han existido dieciocho fichas profesionales, algunas de las cuales, además, por diversas cuestiones, han tenido muy poca presencia a lo largo de la temporada. No sabemos qué importancia se le dará dentro de veinte años a la permanencia del 17 de julio de 2020, pero hoy es un logro gigante, salpicado de constantes factores en contra, y que personalmente valoro muchísimo, a pesar de que, llevando ya como por fortuna llevamos más de dos décadas consecutivas en el fútbol profesional, las miras podrían estar puestas mucho más arriba.

Ahora se abren muchos interrogantes. Muchos menos de los que se abrirían si esta permanencia no se hubiese conseguido, pero muchos más de los que deberían abrirse si la gestión del club durante todos estos años hubiese sido medianamente sensata. El Málaga de la temporada 2020/2021 probablemente sea muy diferente a este que ahora sonríe por haber logrado la permanencia, a pesar de que no faltan ni dos meses para que esté ya disputando partidos de competición oficial.

Ayer habló el alcalde respecto al futuro del club, en un encuentro de una hora con diversos periodistas pertenecientes a la APDM. Su intervención está aquí en Youtube, y pretendo sacar un rato para verla y saber cuáles son los planes del máximo mandatario de la ciudad. Veremos lo que nos deparan las próximas semanas.

lunes, 6 de julio de 2020

Nos quedan dos semanas para ser libres

A Lucas Alcaraz siempre se le ha acusado de empatar muchos partidos. De ser un técnico basado eminentemente en lo defensivo y, en general, limitado de recursos. Lucas Alcaraz fue el primer entrenador que se enfrentó al Málaga CF en un partido oficial, en Adra, hace cerca de veintiséis años. Un partido que terminó en empate. Mucho más recientemente, en verano de 2018, firmó contrato con el club blanquiazul para tratar de convertirse en el míster que lo llevase de regreso a Primera División por la vía rápida, pero el propietario del club dijo en un tuit que no quería, y el contrato no llegó a ejecutarse.

A Lucas Alcaraz siempre se le ha acusado de empatar muchos partidos, y ayer, en su visita a La Rosaleda al frente del Albacete, empató. Pero a mí me sale que ha jugado veinticuatro partidos oficiales contra este Málaga CF a cuya puesta de largo asistió, y este es solamente el sexto empate.

Los números siempre son caprichosos. El Málaga CF fue derrotado ante la SD Huesca en la primera jornada de la miniliga de once después de lo que todos sabemos, y tras eso no ha vuelto a perder un solo partido. Empató tres, ganó uno y ahora vuelve a llevar dos empates consecutivos. Pero tras aquella última derrota se encontraba dos puntos por encima de los puestos de descenso, y ahora sigue estando exactamente a la misma distancia. De nada vale no perder si también resulta muy difícil ganar.

Este era el primero de los dos partidos seguidos ante rivales directos de los que dependería en gran medida el futuro malaguista. El segundo ya está a la vuelta de la esquina. Y en cualquier caso, tras él solo quedarán tres que son también inminentes, y en dos semanas ya se habrá acabado todo. Para bien o para mal. Llegamos a este requetefinal de temporada (siempre a expensas de que todavía no suceda alguna desgracia en forma de fuerza mayor que lo impida) muy exhaustos, y el Málaga más que nadie, porque tiene menos jugadores que nadie. Pero un último esfuerzo de dos semanas y ya está. Y a olvidarse de todo. Cuatro partidos de nada, y con suerte, ganando uno y empatando otro (o empatando los cuatro, aunque nuestro entrenador no sea Lucas Alcaraz), se conseguirá la ansiada permanencia. Espero no pecar de optimista, precisamente yo, pero muy desastroso tendría que ser todo para que esto no ocurriese.

Ayer no pude no ya ver, sino ni tan siquiera estar pendiente del partido. Quien me conoce sabe lo que significa para mí el Albacete Balompié y los vínculos que me unen a esa ciudad y a ese club. Ya no estoy para sufrir tanto. Ante el Deportivo tal vez sea diferente. Pero en cualquier caso, quiero que esto acabe cuanto antes.

martes, 30 de junio de 2020

30 de junio

Hoy es el primer 30 de junio de nuestras vidas que no supone la finalización oficial de una temporada. Esa tradicional fecha de término del contrato de tantísimos futbolistas, que actuaba de límite entre el recuerdo aún fresco de alegrías o tristezas y la esperanza de lo que estuviera por venir, llega en este 2020 con el horizonte nada menos que de seis jornadas todavía por disputar en Primera y en Segunda División, en una situación insólita (una más) dentro del complejísimo desarrollo de esta campaña que nunca habríamos podido imaginar, pero que ahora no sabemos si es la única vez que viviremos.

El ejercicio 2019/2020 tendrá fin por lo tanto, como muy pronto, el 18 de julio. Hasta esa fecha han aceptado prorrogar sus vinculaciones laborales la mayor parte de futbolistas, muchos de ellos, según se nos ha informado, a cambio de nada, como los afectados del Málaga CF. Un gesto ético y profesional que les honra, pero que como otros de otros clubes, podrían haber ejercido perfectamente su derecho a no efectuar.

Este pasado domingo 28 de junio se cumplieron veintidós años del partido que seguramente más disfruté en mi vida. Aquel 4-1 al Terrassa en La Rosaleda que suponía el regreso del fútbol malagueño a Segunda División, a través de su nuevo representante, el Málaga CF, escindido del difunto CD Málaga. Cada vez tengo más claro que no volveré a sentir nunca en un estadio lo que sentí entonces, van pasando los años y el convencimiento se hace más pleno. Más si cabe en estas circunstancias tan atípicas.

Por aquel entonces ya veíamos una exageración incluso jugar un 28 de junio. "Todos los equipos llevan ya de vacaciones semanas y el Málaga tendrá luego que incorporarse al mismo tiempo que todos los demás", era el pensamiento generalizado. Quién nos iba a decir que pudiera ser posible prolongar tanto un ciclo de estas características. Inconcebible.

Curiosamente, este pasado 28 de junio de 2020, como aquel 1998, también fue domingo, el Málaga también jugó en La Rosaleda y lo hizo más o menos a la misma hora que entonces y ante otro equipo catalán. Y también ganó, dando así un paso decisivo para no acercarse al abismo del que en ese momento certificaba su salida. Ahora el equipo suma 44 puntos, está tres por encima de los puestos de descenso a Segunda B (o a la categoría que quiera que vaya a haber por debajo de Segunda en la 2020/2021) y tras visitar al Rayo Vallecano, dispondrá de dos partidos seguidos en su feudo ante rivales directos (Albacete y Deportivo) que, si supera, le garantizarán casi matemáticamente su estancia un año más en la categoría de plata que aquel 28 de junio de 1998 conquistó con tanto sufrimiento.

Este próximo partido con el Rayo Vallecano, que tendrá lugar el jueves, me recuerda mucho a la visita del Málaga entrenado por Pellegrini al Santiago Bernabeu en la temporada 2010/2011. Se produjo en la jornada 26, el 3 de marzo, entresemana. El conjunto blanquiazul era penúltimo, con 23 puntos, a dos de la salvación, y el entrenador chileno reservó a muchos de los hombres que consideraba importantes porque tres días después se medía en La Rosaleda al Osasuna, que era un rival directo. El fracaso de la estrategia fue estrepitoso, ya que a una sonora goleada en el campo del Real Madrid (7-0 fue el resultado final) sucedió la inesperada derrota también ante los rojillos (0-1), con lo que el Málaga terminaba último en la tabla tras la jornada 27, con los mismos 23 puntos y con cuatro ya de desventaja sobre la salvación.

Sorprendentemente Pellegrini sobrevivió a aquel envite, el equipo ganó siete de los once partidos que le quedaban y obtuvo una permanencia bastante holgada. Este domingo pasado ante el Girona FC, por fin con una cantidad de días de descanso razonable entre partido y partido, y con un grupo ya un poco más rodado y hecho a la competición tras unos primeros partidos después del parón que han servido casi de amistosos de pretemporada, el Málaga también demostró estar capacitado para lograr ese mismo objetivo ahora, a pesar de las dificultades que supone disponer de una plantilla tan corta, y de que algunos hombres se perderán ese partido ante el Rayo por sanción, y quizá Pellicer aproveche para reservar a algunos otros (como pasó aquel día en el Bernabeu). Todo dependerá en gran medida, en cualquier caso, de esos dos partidos posteriores y de que las lesiones respeten ahí a la plantilla, pero sin duda las cosas se ven ahora mucho más favorables que hace solo una semana.

viernes, 19 de junio de 2020

Un posible descenso

Quedan nueve partidos para que acabe la temporada. Nueve partidos para amarrar una permanencia en Segunda División que en estos momentos se encuentra muy en entredicho. Puede que baste con ganar un tercio de los mismos y arañar algún empate en los restantes, pero aún es pronto para hacer este tipo de cábalas. Se irá viendo con el transcurso de las jornadas.

Un descenso a Segunda B no entra en los planes de nadie a estas alturas. Sería un palo muy serio para una entidad como el Málaga CF, pero conviene dejar claro que no sería definitivo para la supervivencia de la entidad, como sí lo fue, por desgracia, el último descenso a Segunda B para una entidad llamada CD Málaga, que ya no existe.

Tener la garantía de que el Málaga sobreviviría en caso de bajar al abismo no es baladí. Y no lo es porque la administración judicial que en estos momentos gestiona el club contempla esa posibilidad y trabaja sobre ella, cosa que no estamos seguros de que el propietario hubiese hecho en caso de seguir él con la gestión. "Si bajamos sería más complicado, pero yo trabajaría en Segunda B si me dejan, y el compromiso de Manolo Gaspar y Pellicer es de Primera, Segunda y Segunda B", fueron sus palabras según este extracto de El Desmarque

Personalmente no tengo nada claro que yo pudiese sobrevivir a una nueva desaparición en el balompié malagueño. Por eso mi tranquilidad es absoluta en estos momentos con José María Muñoz, y no lo era hace unos meses con el que todavía sigue siendo el propietario. Confiemos, no obstante, en que se reúnan como sea esos puntos necesarios para sellar la permanencia, y a partir de ahí, desarrollar el supuesto que toque de todos los que a buen seguro están en la planificación, y que esta pueda seguir ejecutándose durante el mayor tiempo posible. Es necesario que así sea.